sábado, 3 de septiembre de 2011

Vicus


VIGO

La Vicus de los romanos que columpiándote estás
sobre tu ría de ensueño acariciada de mar:

Almenado monte Castro, parapeto que te da
defensa tan necesaria por si hay que rechazar
ataques de los corsarios que te quieran saquear
robando así los tesoros de la Olívica ciudad.

La Piedra en el casco viejo, salinas del Arenal,
Colegiata de Santiago, puerto Berbés, el que está
al lado de la Alameda donde suelen atracar
los pesqueros de bajura que los frutos traen del mar.

Del otro lado, la Lonja, si andamos un poco más
la flota de los de altura que salen a faenar
en los mares tenebrosos, no saben que encontrarán
cuando recojan sus redes impregnadas de la sal.

A continuación Barreras, el astillero naval
en donde nacen los barcos que luego surcan la mar
encaramados en olas, que los mecen sin cesar
y algunas veces engullen cuando suena el temporal.

Cazadores de ballenas a los que quiero nombrar
cuando a la popa del barco su presa prendida traen
como un trofeo de muerte, como visión de olvidar.

Al otro lado la Guía, oto monte en la ciudad
con su faro de colores para así señalizar
las rompientes de mareas, de arrecifes sin final
como hojas de cuchillos que surgieran de la mar.

La Vicus de los romanos, linda ciudad, bella mar.


Tiguaz



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